miércoles, 3 de agosto de 2016

Los recuerdos son la razón.

Hoy me cuesta levantarme de la cama, los recuerdos son la razón.
21 años no son suficientes, hace años que lo dije, aún lo sostengo. Es irónico, estoy cerca de cumplir mis 21 y no estarás presente. Me estoy acostumbrando, todavía no es suficiente y nunca lo será, tengo que vivir con ello. Sigo aprendiendo.

Han pasado 5 años, ¿puedes creerlo? yo no me lo creo. Es escalofriante cuando te tengo en mis sueños y al despertar ya no estás. Todas las noches que apareces en ellos lucho para no despertar, sin lograrlo. Me cuesta dejarte ir. Contigo siempre fui tan egoísta.

Aún conservo todo lo que me diste, y no me refiero nada material, hablo de las sonrisas, las verdades, los “te quiero”, el tiempo, sobre todo el tiempo, nuestro tiempo, nuestro. 

Sigo viendo la misma foto, tuya, la única que me dejaste, esa que guardo en ese especial cajón de recuerdos y que de a veces saco para revivir esos momentos. Ahora lo hago sin miedo, me das fuerza.

Nunca creí en los ángeles, hasta que te convertiste en uno, y vaya ángel, el más precioso de todos.
Formaste parte de mi vida y me permitiste formar parte de la tuya, a tu manera, sin peros, sin condiciones y te abrí tantas puertas que siempre estuvieron cerradas. No tuve el valor de escribirte todo esto a su tiempo, pero bien sabes que cuando ciertas fechas se encuentran sobre mi soy totalmente vulnerable.

He escuchado tantas veces esa canción que nos encantaba escuchar juntos, y me siento en el suelo a recrearlo todo a ojos cerrados y gritos silenciosos. Sólo te extraño, es todo. Tu imagen y el sonido de tu voz no se han distorsionado con el tiempo, no lo harán, sé que no.

Siempre fuiste y serás mi héroe, mi chico fuerte, valiente y mi ángel guardián. Siempre te voy a extrañar de la misma manera, no sabes cuanta falta me haces.

Extraño tu voz, cuando reías, las tonterías, esa sonrisa que alegra hasta el día más triste, los “te extraño”, incluso cuando me hacías molestar. Tanto.

Cada que te escribo o pienso no puedo evitar las fugas, creo que no tengo remedio, tú lo eras y no hay prescripción que te regrese. Cuando se trata de ti toco fondo y luego vuelvo, sigue doliendo, pero vuelvo un poco más fuerte, y te lo agradezco, te agradezco tanto, porque eres de esas personas que no te pasan dos veces en la vida.

Nunca he sido capaz de escribirte en esos días, porque duele, pero dejará de doler, un día te recordaré sin lágrimas, sin sentimientos ahogados, sin canciones tristes… Te recordaré con la misma sonrisa con la que me veías, la que olvidé con el pasar de tu ausencia, lo prometo.

“Sonrisa, así me encanta, una gran sonrisa siempre…” Siempre que estabas, pero vuelvo a ser yo cada día, aceptando que ya no estás en físico, aunque siempre conmigo.

Te di lo mejor de mí, arriesgándome, y valió cada “nosotros”, gracias, por estar, ser y dejarme permanecer en tu vida hasta lo último. Y hasta lo último estarás en ese lugar en mí que siempre será solo tuyo.


Te amo, hoy y siempre.